¿Es posible frenar el envejecimiento?

Si quisiéramos hacer un recuento de la primera persona que luchó contra el tiempo no podría faltar el nombre de la hija del faraón egipcio Ptolomeo XII, de quien heredó el trono en el año 51 a. C. Cleopatra, pudiera clasificar entre las pioneras en el combate contra el almanaque, procurando frenar a toda costa el envejecimiento. Quizás Ud no conozca cómo ocurre este proceso que nos conduce a esa pertinaz contienda que durante siglos, desde Cleopatra y hasta la actualidad, ha envuelto a la humanidad en su conjunto.

Comenzaremos diciendo que todas y cada una de las células de nuestro cuerpo producen desechos. Cada célula del organismo recibe los nutrientes de nuestros alimentos y estos se queman con oxígeno para proveernos energía y  mantenernos vivos. No importa si su consumo está basado en alimentos naturales exquisitos o alimentos comerciales, siempre se generan los desechos.

El alimento que es bueno o malo está determinado por la cantidad o calidad de los deshechos que los nutrientes producen: toxicidad, acidez, alcalinidad, etc. La mayoría de las células están sometidas al proceso metabólico. Generalmente, nos acostamos tarde y nos levantamos muy temprano. No tomamos tiempo para descansar y algunos de nosotros trabajamos más de la cuenta. Por lo tanto, dedicamos más tiempo a la producción de desechos que a procesarlos para luego eliminarlos. El cuerpo intenta, por todos los medios, librarse de ellos a través de la orina y la transpiración. Prácticamente todos los productos desechados son ácidos. Es por ello que la orina es ácida y la superficie de la piel también es ácida. El problema es que, debido a varias razones, nuestro cuerpo no puede deshacerse del 100% de los productos de desecho que produce.

La mayor parte de la comida que nos gusta es en su mayoría ácida. Los alimentos ácidos no significan necesariamente que su sabor es ácido, pero sí que los desechos que producen son ácidos. Los granos y las carnes están en ese grupo mientras las frutas y vegetales son alcalinas. Las frutas cítricas pueden tener un sabor ácido, pero se consideran alcalinas, puesto que contienen minerales alcalinos.

Mueren muchas más células saludables por la acción de la polución del aire, el agua y la tierra que por la muerte natural producida por el proceso metabólico. Esta situación genera más desechos tóxicos en el cuerpo.

Entonces surge la pregunta: “¿Qué sucede con los desechos ácidos tóxicos que no alcanzan a ser eliminados por el cuerpo?” La respuesta es sencilla. Estos desechos se solidifican convirtiéndose en colesterol, ácido graso, ácido úrico, piedras en los riñones, uratos, fosfatos, sulfatos, etc. y de forma aún desconocida por el ser humano, se acumulan en alguna parte del organismo. Este proceso irreversible se denomina envejecimiento. Aunque es sabido que no podemos parar el tiempo. Existen algunas herramientas simples que contribuyen a neutralizar los ácidos orgánicos.

Para frenar el envejecimiento lo fundamental y nuestro consejo es, habituarnos a beber agua alcalina. Con lo cual ayudamos a nuestro cuerpo a disolver los desechos ácidos y resulta más fácil al cuerpo eliminar dichos desperdicios en forma segura.

Como si fuera poco el agua alcalina contribuye al cuidado de la piel debido a que elimina la suciedad en el cutis de tipo graso; al lavar el cabello con este líquido se reduce la incidencia de caspa y en la curación de heridas se lleva las palmas porque ayuda a cicatrizar rasguños y/o picaduras de insectos.

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